miércoles, 1 de marzo de 2017

Mi nuevo libro favorito



     Donde con mayor frecuencia vía a mi padre era en su santuario, la biblioteca. Era una habitación imponente que encajaba con él a la perfección. Las cuatro paredes estaban todas revestidas de libros de arriba a abajo, y aquellos libros me daban una sensación de profunda paz. Sólo podía entrar en la biblioteca si estaba mi padre y me mantenía absolutamente quieta y en silencio. Nos sentábamos juntos en el sofá de terciopelo azul oscuro, él con un libro abierto, yo con las manos colocadas sobre el vientre. A veces me ponía el brazo alrededor y me besaba en la sien o el pelo. Conversaba conmigo, serio como si fuera una persona adulta, o me leía de uno de sus libros. No comprendía yo gran cosa, pero era conmovedoramente bello. En el fondo, todo lo que hacía y decía era conmovedoramente bello, Él mismo era tan bello que conmovía.

                                                                           Tú no eres como otras madres. Angelika Schrobsdorff